La competencia de enseñar

Con entusiasmo y alegría inicio este ejercicio, la lectura del documento “Competencias que expresan el perfil del docente de la educación media superior” despeja varias dudas que como docente de un plantel pequeño, en todos los sentidos, tenía en relación a la falta de infraestructura y cómo esta carencia limitaba o hacía inaccesible la RIEMS. Cito el párrafo aludido del mencionado documento: “Por estas razones, la Reforma contempla apoyos diversos a los docentes y a su trabajo, como cursos orientados a su formación en el perfil que se incluye en este documento, inversiones en infraestructura y equipamiento y, más adelante, el desarrollo de materiales educativos, entre otros proyectos.”

Y explico mi entusiasmo, dado lo señalado el centro de trabajo donde laboro, carecía de laboratorio de usos múltiples (en donde llevar a cabo prácticas de las materias de Química, Física, Biología, etc.), al contar con este espacio, los alumnos podrán aprender y dar significado a los temas teóricos llevados a la práctica de las disciplinas comentadas. Eso significa que la reforma si contempla la inversión en infraestructura y equipamiento –muy lento, por cierto. Nuestros jóvenes se encontraran en igualdad de circunstancias con aquellos cuyos planteles si cuentan con laboratorios.

Del análisis que hace Concha Carbajo Martínez sobre la obra del escritor Philippe Perrenoud “Diez nuevas competencias para enseñar”, me llama la atención: “En el análisis que el autor nos presenta de una sociedad en crisis, con ausencia de valores, la concreción de competencias éticas se aprecia más como un ejercicio cercano a la utopía que como una tarea de consecución próxima.” Compartía esta visión pero también estoy convencida que la educación es la vía más segura para construir esa sociedad utópica que todos deseamos. Igualmente incita a la lectura de la obra.

En una escuela pública que ha de enseñar yendo contra corriente, afirmando una serie de valores que se contradicen con la realidad social, son competencias imprescindibles, o éticamente necesarias, la de prevenir la violencia en la escuela y en la ciudad y la de luchar contra los prejuicios y las discriminaciones sexuales, étnicas y sociales.

Concluyo citando el texto del mismo documento: “Y también saber desarrollar el sentido de la responsabilidad, la solidaridad y el sentimiento de justicia y el saber gestionar las reglas de la vida en común referentes a la disciplina.” Agrego: Cuando los cambios vienen por imposición encuentran rechazo inmediato, si los cambios provienen de un proceso planeado y consensuado florecen.



Blanca Ruán.

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